Aquellos que realmente han nacido del Espíritu de Dios, siempre se han separado del mundo, mientras que aquellos que son creyentes solamente de nombre, siempre han reusado salir de él y separarse. Este asunto es especialmente importante hoy en día, cuando muchos están tratando de hacer que el cristianismo sea fácil y están tratando de evitar la necesidad de la autonegación. Muchos piensan que pueden comportarse como quieran y continuar siendo buenos creyentes.Cuando venimos a Cristo, nuestros patrones de conducta deben cambiar radicalmente. Pasamos de la oscuridad a la luz (1 Pedro 2:9), de corazones de piedra a corazones de carne (Ezequiel 36:26), de hijos de ira a hijos de Dios (Efesios 2:3-5). ¿No debemos también pasar de la amistad con el mundo a la hermandad con los creyentes? Porque así como no es solamente separarse del mundo, y así como no significa cortar todos los lazos con el mundo, también implica que debemos movernos hacia algo: un cambio, una vuelta completa, esto es, la hermandad con los demás creyentes.
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