sábado, 22 de enero de 2011

EL PODER DE LA SEPARACIÓN

Aquellos que realmente han nacido del Espíritu de Dios, siempre se han separado del mundo, mientras que aquellos que son creyentes solamente de nombre, siempre han reusado salir de él y separarse. Este asunto es especialmente importante hoy en día, cuando muchos están tratando de hacer que el cristianismo sea fácil y están tratando de evitar la necesidad de la autonegación. Muchos piensan que pueden comportarse como quieran y continuar siendo buenos creyentes.Cuando venimos a Cristo, nuestros patrones de conducta deben cambiar radicalmente. Pasamos de la oscuridad a la luz (1 Pedro 2:9), de corazones de piedra a corazones de carne (Ezequiel 36:26), de hijos de ira a hijos de Dios (Efesios 2:3-5). ¿No debemos también pasar de la amistad con el mundo a la hermandad con los creyentes? Porque así como no es solamente separarse del mundo, y así como no significa cortar todos los lazos con el mundo, también implica que debemos movernos hacia algo: un cambio, una vuelta completa, esto es, la hermandad con los demás creyentes.

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